jueves, 15 de octubre de 2009

Municipalidades rurales en grave crisis

PIURA En reciente conferencia de prensa, el presidente de la red de municipalidades rurales de Piura, y alcalde de Morropón, han denunciado el recorte presupuestario a las municipalidades y especialmente a las denominadas rurales, hasta en un 34% del Foncomún y 40% de lo que reciben por canon petrolero, para este año.Se espera que para la aprobación del presupuesto nacional de la República del próximo año, se reciba otro machetazo del 20%, que recaerá en todas las municipalidades del país, en el mismo año electoral, con fines inconfesables.Precisamente, en la macroregión fronteriza peruano- ecuatoriana existen alrededor de 320 municipalidades, donde un 70% son rurales y donde habitan peruanos y peruanas que viven en pobreza y pobreza extrema. En estos inhóspitos lugares, los alcaldes, hacen toda clase de malabares para contentar a su población, cuya única esperanza es la municipalidad local.Soy testigo de como en estos municipios se hacen turnos semanales o mensuales para darle trabajo al poblador, con largas colas y casi siempre no se puede atender a todos. Mientras en las municipalidades provinciales, que también sufren de estos recortes, y sobre todo los gobiernos regionales despilfarran sus presupuestos y transferencias en pequeñas obras y sobre todo en atender a la gran planilla de su burocracia dorada, que empezando por el presidente regional se lleva más de 20 mil soles mensuales, seguido de sus consejeros, ayayeros y guardaespaldas.Las municipalidades rurales languidecen, no tienen presupuestos para recoger la basura que generalmente la hacen en carretillas o triciclos. Sus calles no pueden estar limpias, los ríos y quebradas siguen sucio, no hay plata para agua saludable y alcantarillado; no tienen relleno sanitario y menos hay partidas para proyectos productivos y promoción del turismo.En el parlamento nacional, violando todas las normas legales, se han incrementado el número de parlamentarios, lo que significa, más asesores, más secretarias, más planillas, más egresos del presupuesto nacional.En cambio, las municipalidades rurales languidecen, casi cada día son más pobres ante la demanda de sus pobladores, que van a las asambleas de presupuestos participativos, donde lanzan todas sus ideas de futuro de sus pueblos pero que lamentablemente no cuentan con los presupuestos necesarios, peligrando hasta la vida de los propios alcaldes y regidores, porque les pintan esperanzas, que terminan en serias frustraciones.Ojalá que la tortilla se vuelva, como dice una canción de Mercedes Sosa, que los pobres coman pan algún día, y los burócratas, piedras, piedras.
Rolando Ramos Novoa
CORREO PIURA

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